«La honestidad y la confianza son nuestros mayores activos… más aún que la tecnología»

Víctor Alfaro (Tierz, Huesca, 1972) le dio un giro a la podología al aplicar tecnología láser, y la implicación de un equipo multidisciplinar de profesionales, para superar los clásicos moldes de escayola en la confección de plantillas. Esa intuición, ordenada después en procesos de integración de disciplinas y profesionales diversos, es la clave de bóveda de su empresa, Podoactiva. Desde un pueblo de Huesca al planeta de las estrellas del deporte; desde la modesta nave en la que empezaron con su hermano Javier, y la consulta en el Coso de la capital altoaragonesa, a las más de 130 clínicas que ahora componen la red de Podoactiva. «Todo comienza por un paso», se tituló el primer libro de Víctor Alfaro, publicado este 2018.  «Pisa bien, vive mejor», es el eslogan de la compañía. Ambos admiten ser convertidos en lemas para la propia vida. Víctor Alfaro será ponente en el evento multiconferencia De los Pies a la Cabeza.

  • Como en una parodia respetuosa de los escalones evolutivos, la historia de Víctor Alfaro es el paso de la escayola al láser.
  • Mi idea fue intentar darle una vuelta al sector, que estaba anclado en lo tradicional. Y entender que si seguíamos mirando a la salud de los pies sólo con ojos de podólogos, nos íbamos a dejar muchas cosas. Hoy día somos más de 200 personas en la empresa y solamente 110 somos podólogos: ingenieros, físicos, telecos, gente que está en el desarrollo. Eso es lo que nos ha permitido diferenciarnos. No tanto la tecnología concreta del láser sino el haber integrado visiones distintas, distintas formas de conocimiento: médica, tecnológica, de robótica, de innovación…
  • Es muy llamativo, en ese punto inicial, el impulso de la curiosidad o de intuir que el sector se estaba dejando cosas. Darse cuenta de algo que los demás no han visto, simplemente cambiando la mirada.
  • Ahora es muy común hablar de la salida de la zona de confort. Decirlo es fácil, pero hacerlo… más complicado. Si tú tienes una consulta de podología, y te va bien, tienes a los pacientes contentos… pues no es fácil plantearse otra cosa. Seguro que no fui el único al que se le había ocurrido, en este país cuando haces algo enseguida salen cinco que te dicen que ellos también lo habían pensado. Y me creo que será así, pero la gracia no está en pensar las cosas, sino en hacerlas. Mientras no las haces, son meras ocurrencias.
La única forma de tener una buena idea es tener ideas... pero luego hay que llevarlas a la práctica: si no haces cosas, las ideas se quedan en meras ocurrencias. Clic para tuitear
  • No es tanto la idea como la capacidad de darle forma… Ahí se intuye un componente de atrevimiento o de seguridad en lo que se va a hacer que no todo el mundo posee.
  • La única manera de tener una idea buena es tener ideas. Pero después hay que hacerlo. Y sí, es cierto que ahora cuando yo miro con perspectiva estos años reconozco que tiene que haber un punto de ingenuidad, de estar dispuesto a tirarte a la piscina y asumir ese riesgo.
  • ¿Hay que tener en la vida diez segundos de coraje?
  • Es una frase que oí en una película en el AVE y la he usado mucho. Mucha gente a la que se la he dicho al tiempo me ha venido diciendo: «Tuve 10 segundos de coraje y no sabes lo bien que me ha ido…». No hay mayor freno que el que nosotros mismos nos imponemos. Ni mayor incapacidad que la que tú piensas que tienes. Si alguien me dice que un podólogo de Huesca va a ser el podólogo del Real Madrid, no me lo creo. Ahora… hay que tener los diez segundos de coraje, habiéndose preparado antes. Y llamar a las puertas. Ahí, cuando te la abren, tienes tu oportunidad. Y tienes que saber responder a lo que te piden, a lo que has prometido. Esa es la mejor acción comercial posible, hoy todo el mundo es accesible en las redes sociales. Es fácil: aprovéchalo y llama, por teléfono. En un mail se pierde el tono. Busca que te den la oportunidad de hablar cinco minutos con la persona adecuada. Si puede ser cara a cara, mejor.
  • Los hermanos Alfaro son hijos de un agricultor muy inquieto, deseoso de aprender. Pero lo que hoy es Podoactiva nació en una nave pequeñita en su pueblo, casi de forma clandestina. 
  • Cuando empezamos no teníamos un clavel, literalmente: nada en una mano, nada en la otra. Cuando te lanzas así a un proyecto grande, con una intuición como arma… hay un riesgo. Estábamos seguros de que el mundo iba a ir en otra dirección, y el tiempo ha demostrado que tenía que ser así. Pero cuando empezamos, claro, no era tan evidente. No hay un estudio de mercado que te diga cuál es la decisión correcta. Si no, todo el mundo tomaría las mismas decisiones, siguiendo los protocolos de toma de decisiones que te enseñan en cualquier escuela de negocios. Pero no es así: hay un punto de intuición… y la necesidad de tener un equipo que respalde y sustente esa toma de decisiones a partir de su conocimiento.
  • Esto, al final, es una forma de funcionamiento aplicable a los negocios y también a la vida. ¿Hay miedo a tomar decisiones, a aceptar que no hay una decisión buena por definición?
  • Al final, lo cómodo es quedarse en el sofá. Yo reconozco que tengo un punto agotador para la gente que está a mi alrededor, porque mantengo una máxima: que todo lo que hacemos se puede mejorar, y mucho. Siempre hay que estar haciendo cosas distintas. Es duro, pero es una filosofía de vida. Hace dos años me puse por primera vez unos esquís. Nunca había esquiado, pero quería aprender, quería probarlo. Me busqué un instructor y lo hicimos. Es una tontería, pero ese es el espíritu: querer hacer cosas y hacerlas. Midiendo los riesgos, tanto en la vida normal como en la empresa.
  • ¿Crecimiento sostenible, en suma?
  • Lo que aprendimos de nuestro padre fue, sobre todo, sentido común, y eso lo llevamos a la forma de gestionar. Si no te endeudas no puedes crecer, pero tiene que ser un riesgo controlado. Nunca nos la hemos jugado a una carta. Sabemos que crecemos un 15/20% cada año, y ese es el crecimiento que nos permite hacer las cosas con prudencia y que el equipo vaya creciendo en relación directa con lo que la empresa vende.
Para hablar de emprendimiento se pone de ejemplo a gigantes que han levantado de la nada negocios con una capacidad expansiva brutal. Y gente de esa hay cuatro o cinco en el planeta. El resto del mundo tenemos que currar. Clic para tuitear
  • ¿No se le pide a la gente, indirectamente, que arriesgue demasiado, que emprenda, que se la juegue?
  • Hay una corriente que en ese sentido es peligrosa, porque se pone de ejemplo a gigantes que han levantado de la nada negocios con una capacidad expansiva brutal. Y gente de esa hay cuatro o cinco en el planeta. El resto del mundo tenemos que currar. Y así sabes que vas a crecer… aunque también sabes que nunca te harás multimillonario. Nosotros hacemos trajes a medida, un producto personalizado. No podemos crecer por diez de un año al siguiente, porque los gastos para esa producción crecerían exactamente en la misma proporción. Quieres crecer, porque es la única posibilidad: no hay un punto de equilibrio, o subes o bajas. Así que tienes que medir cómo crecer para que sea viable.
  • ¿Cómo se diferencia ese impulso natural para una empresa de la ambición sin más?
  • No tiene nada que ver. Nosotros vivimos de una manera muy normal, no somos una multinacional que da beneficios a chorro. Lo que me gusta es que, si crecemos, podemos hacer muchas más cosas. Y cosas chulas, que nos gusten. E incorporar a más personas, nuevos proyectos. Lo que ganamos se queda en la empresa para mejorarla. Si no creces, no puedes hacer un equipo mejor. Crecer me motiva, pero no por ambición económica, porque llevo una vida normal, sigo viviendo en el pueblo donde nací… Uno no es más rico por tener más dinero, sino por tener lo que necesita y vivir como desea vivir.
  • Debajo de todo esto, siempre me ha llamado la atención la importancia que le dais a un concepto que no es tanto económico ni empresarial, sino puramente moral o humano: la honestidad.
  • A corto plazo uno puede fingir lo que quiera y puede que te abra puertas; a largo plazo la vida te va a dejar donde tengas que estar. Y yo creo que ir por la vida con honestidad es una de las cosas que más puertas te va a abrir. Ayudar a la gente, incluso desde un punto de vista casi egoísta, es lo que más resultados positivos te va a dar a lo largo de la vida. Claro… se trata de ayudar sin apuntar. Si andas apuntando a quién le ayudaste, no te has enterado de nada. Pero si ayudas por el hecho de hacerlo, a ti también te ayudarán. Tengo tanta gente a la que agradecer que estemos donde estamos… A largo plazo, la vida te lo devolverá.
  • Y mezclando todo esto llegamos a que los pies de Cristiano Ronaldo tengan para vosotros tanta importancia como los juanetes de una señora mayor…
  • Absolutamente. Siempre hemos usado el deporte de élite para aprender, para marcarnos un nivel de exigencia muy alto. Si lo que hacemos le funciona a David Villa, difícilmente no le va a servir a un chaval que va al colegio o a la señora que viene con problemas de juanetes. Porque la tecnología es exactamente la misma. Por lo general, a ciertos niveles se producen gamas premium para clientes de élite, y gamas más bajas para el resto de personas. Pero en nuestro caso, no. Si hacemos una plantilla es la misma, idéntica, y se paga lo mismo. Los mismos profesionales, la misma tecnología… Eso nos ha dado un plus de credibilidad ante todo tipo de clientes. Lo que importa es que a esa señora María le funcione lo que le hemos hecho, y que se lo diga a otra persona que se va a fiar de ella. Que sea nuestra prescriptora. Esa confianza es lo que, en salud, verdaderamente te hace crecer. Es nuestro activo más importante, incluso más que la tecnología. Y por eso la honestidad es tan básica.
Un niño recibe muchos más estímulos por los pies que por las manos, en sus primeros años de vida. De hecho, debería estar descalzo permanentemente. En casa no lo llevamos con guantes, pero sí con calcetines. Clic para tuitear
  • No ser percibidos como proveedores de un cliente solo de élite, sino de cualquier paciente, venga de donde venga.
  • Es que nosotros empezamos en una pequeña consulta en el Coso de Huesca, y esa filosofía la mantenemos aunque ahora nuestras clínicas se hayan multiplicado. Seguimos viviendo de la gente de la calle que viene. Es verdad que hay una línea de negocio cada vez más significativa que trabaja con deportistas de élite, pero tenemos más de 300.000 pacientes de todos los tipos. Y sabemos de dónde viene cada uno: más de un 80% vienen porque alguien cercano se lo ha dicho, no porque haya visto a un gran deportista con nuestras plantillas.
  • Hablemos de los pies. ¿Es verdad que todo el cuerpo está en los pies? 
  • Lo más evidente es que lo único que nos pone en contacto con el suelo son nuestros pies. Hay una línea que viene de las terapias chinas, la reflexología podal, que identifica puntos reflejos en el pie. Tiene su razón de ser, no hay ninguna mentira que aguante miles de años. Pero en la parte más biomecánica y más cercana a nuestra mentalidad occidental es que lo único que apoyamos en el suelo son los pies: y eso incide en todo lo que tiene que ver con la postura y afecta al resto del cuerpo. Si apoyas mal influirá en la rodilla, y la rodilla en el fémur, y éste en la cadera, luego la columna… Hablamos de los cimientos de un edificio: si el edificio no tiene la base adecuada, tendrá que hacer compensaciones.
  • ¿Cómo de fascinante es un pie, aunque suene la pregunta a broma?
  • El pie es una estructura muy compleja: 28 huesos, 33 articulaciones y más de 100 tendones en un sitio tan pequeño. Cuando piensas eso, dices… pues algo tiene que haber. Lo que hay es que sobre esa estructura, cuando caminas, metes el doble de tu peso. Cuando corres, cuatro veces: o sea que si pesas 70 kilos y corres diez kilómetros, son 1.400 toneladas. Si a tu rodilla no le pasa nada después de eso, es porque hay una estructura capaz de disipar la energía para que no te lesiones. El pie es una estructura de la que nos queda mucho por aprender.
  • ¿Qué le dice el minimalismo, la gente que corre descalza siguiendo la costumbre de los tarahumara de la que habla el libro Nacidos para correr?
  • Ese libro habrá ayudado a algunas personas y a otras tantas les habrá ayudado… a lesionarse. El problema es llevar las cosas a los extremos. Es verdad que nacemos descalzos, evidente, pero desde que nos ponemos de pie -lo cual es un error- vamos calzados. Y, generalmente, con algo de altura en el tacón. Si luego, con 30 años, pretendes de pronto pasar a correr descalzo, te vas a lesionar porque durante 30 años has estado acortando los músculos. También los impactos pueden afectar a la zona metatarsal, por falta de costumbre. Todo lo que se haga tiene que ser muy progresivo, muy poco a poco, quitando altura y adaptando la pauta de estiramientos. Luego, haciendo cosas descalzo en superficies blandas: sobre hierba, sobre arena de playa… E ir viendo poco a poco si te va bien, porque para muchas personas puede ser beneficioso, y para muchas otras, muy dañino. Al final, sentido común. Asesoramiento y tener cabeza.
  • Los niños nacen descalzos pero no queremos que vayan descalzos…
  • Un niño recibe muchos más estímulos por los pies que por las manos, en sus primeros años de vida. De hecho, debería estar descalzo permanentemente. En casa no lo llevamos con guantes, pero sí con calcetines. Cuantas más cosas hace descalzo, mejor para su desarrollo, aunque tenga menos equilibrio. A veces protegemos demasiado a los niños y eso afecta a su desarrollo. Por ejemplo: para que tengas un adecuado nivel de desarrollo muscular y óseo, necesitas tener también un cierto nivel de impacto al pisar. De otro modo, no desarrollas hueso de calidad. Si vamos siempre excesivamente amortiguados, a futuro podemos encontrarnos con personas que tengan huesos de peor calidad. Hay que encontrar el punto medio para que la civilización no nos juegue en contra.
  • Los tacones son el reverso de la moneda.
  • Son malos, claro. Pero al final, si una chica se calza bien a diario y el fin de semana para salir se pone un tacón de cinco centímetros… pues seguro que al día siguiente le van a dolar los pies, pero no pasa nada, será un problema puntual. La cuestión es el uso crónico. Si llevas siempre un tacón de diez centímetros, la musculatura de tu pierna se habrá acortado diez centímetros. Cuando a los cinco años te los quieras quitar, tendrás que andar de puntillas porque tu talón no apoyará por el acortamiento muscular. Si además contamos el sobrepeso sobre la zona metatarsal porque apoyas todo ahí delante, vienen más problemas, dedos en garra, juanetes, rodillas y lumbares sufren… Consejo práctico: tanto si te quitas tacón como si te lo pones, hay que hacerlo progresivamente y alternando.
  • Hemos ido de la filosofía a los consejos prácticos, no es mal recorrido.
  • Déjame que acabe reivindicando el apoyo del equipo que tengo. El empresarial, con mi hermano Javier y Miguel Subirats, porque los tres nos complementamos de maravilla: yo tengo una mirada más de proyección, a largo plazo, y ellos asientan muy bien las cosas en el día a día. Y después, el equipo que conformamos con mi mujer, María, y mis tres niños… porque son ellos los que pagan el peaje de que yo tenga que estar fuera, viajar, atender la empresa. Y sin ese equilibrio, nada es posible. Tener un buen equipo alrededor es lo que te permite llegar lejos de verdad.
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