Primer partido de esta temporada, último de la anterior
Si no fuera porque retorcería el mantra hasta quitar las ganas de empezar a leerla, la columna merecería titularse ‘minuto a minuto’. Lo merecería el arranque de búfalo del Atlético de Madrid, a lomos de un Diego Costa, quien mutó, en apenas dos toques quirúrgicos de cabeza más propios de un espectáculo de delfines en un parque acuático, en el animal salvaje y preciso que todos conocemos para descoser la red de Keylor Navas a los 50 segundos de iniciar, probablemente, su última defensa del trono de la portería del Real Madrid. A los 50 segundos de comenzar una Supercopa de Europa, que nunca se sabe si abrocha la temporada anterior o estrena la nueva. El tiempo siempre será relativo.
Si se analiza desde la realidad del Atlético de Madrid, ubicaríamos el pleito en el kilómetro 0 de su nueva temporada. No de una nueva temporada cualquier, siendo que el Atlético de Simeone no conoce las temporadas cualquiera… Hablamos, quizá, de la temporada más estimulante de un club que roza la luna llena deportiva y ya empieza a creer que estarán en la próxima final de la Champions, en su Wanda, y que lo harán para levantarla y trascender.
Lo hace desde el primer minuto ya relatado y lo hizo en cada minuto de la final de Tallin, por más que el nuevo Madrid de Gareth Bale pareció someterlo desde mediada la primera parte hasta el ecuador de la segunda, cuando cayó Casemiro y el débil dique defensivo blanco cedió con estrépito. Ahí se agigantó Diego Costa -¿Más? Siempre es posible más…- y, cuando apenas faltaban 20 minutos y vencía el Real Madrid 2 a 1 (Benzema y Ramos, de penalti), se ofreció Lemar como guía para la remontada final. Costa encontró un empate que decidió subastar Marcelo y la prórroga destapó el momento físico y, quién sabe si también mental, de ambos conjuntos mediado este mes de agosto. El Atlético a puesto rumbo al 1 de julio de 2019 en su navegador y promete llegar minuto a minuto.
El Atlético a puesto rumbo al 1 de junio de 2019 en su navegador y promete llegar a esa final de la Champions League en su propio estadio... minuto a minuto. Clic para tuitear
El Real Madrid quiso ganar la Supercopa con la misma intensidad y ardor. No se duda y hasta se demostró. Si a Casemiro le resisten las fibras 20 minutos más, es muy probable que así hubiera sido. Y desea levantar su cuarta Champions consecutiva en el Wanda el 1 de junio con la fiereza del conquistador que es, además de abrazar una Liga que sólo en dos ocasiones no le ha sido esquiva en lo que llevamos de década (2011-12 y 2016-17). Pero, mientras en el Atlético, todos, o casi todos, los jugadores sentían que en Estonia arrancaba el curso más estimulante de sus carreras, para la mayoría de los madridistas los retos por venir son los de siempre.
Quizá los tres delanteros, por distintas razones, son los que están más ávidos de pisar el acelerador y no contemplar los últimos laureles acumulados; en cambiar el discurso establecido y demostrar que, si la sombra de la salida de Cristiano es alargada, igual o más eran las sombras que el portugués proyectaba sobre ellos: sombras gregarias, que les permitían encontrar un hueco en el once a Benzema y a Asensio (también a Lucas), pero les obligaba a mirarle a él en última instancia; y sombras limitantes, que eclipsaban tanto su potencial que sólo encontraban acomodo en el banquillo. Esta última pareció sufrirla Isco y seguro Bale, asediado también por un historial de lesiones musculares que ha conspirado en su contra desde su llegada.
Hoy Gareth Bale emerge como un líder inclusivo e inspirador, que siempre aplaude al compañero y nunca protesta al árbitro; un líder que marcará 20-25 goles menos que Cristiano y dará 20-25 asistencias más… si ataca desde la izquierda Clic para tuitear
Hoy, por encima de los refuerzos que puedan llegar en lo que queda de mes, el galés emerge como el principal líder futbolístico con el que aspirar a reeditar actuales hegemonías y recuperar pretéritas. Un líder inclusivo e inspirador, que siempre aplaude al compañero y nunca protesta al árbitro, ni le ofrece la cara al rival; un líder que marcará 20-25 goles menos que Cristiano y dará 20.25 asistencias más… Y lo hará si Lopetegui lo recupera para el perfil izquierdo del ataque, donde su primer toque siempre es bueno y su galope se torna imparable. Bale izquierda y Asensio derecha: ése debe de ser el patrón de ataque y no recursos de diez minutos que confunden más de lo que agitan.
Cabizbajo y sobre aviso, el Madrid volvió de Tallin con la esperanza de que el partido fuera una inapreciable mancha del ejercicio anterior y no una nube negra del que está a punto de comenzar.