Veranos bajo techo
Podíamos sospecharlo, pero somos gente empírica y preferimos comprobar las cosas. En el centro penitenciario de Zuera ya habíamos estado a finales de agosto: en esas difusas fechas en las que el cuerpo sigue al sol pero la cabeza ya piensa en el nuevo curso… Así que esta prematura incursión de julio, con la que arrancamos la decimotercera temporada ‘De los Pies a la Cabeza’, nos permitió confirmar que no hay estación buena para estar en la cárcel. Tampoco lo es el verano
A la macrocárcel se le ha caído el prefijo. Inmersa en un profundo proceso de reacondicionamiento, se prevé que apenas pueda estar al 60% de su capacidad hasta 2027. Lo que sería la mejor noticia posible -cada vez hubiera menos personas en esta situación de privación de libertad- se experimenta estos meses, apenas temporalmente y por motivos de fuerza mayor
No fue nuestra visita que arrastró más asistentes a la charla-llevamos yendo un par de veces al año desde el inicio de nuestro ciclo social-, quizá por estas obras o porque el sopor veraniego lo convierte casi todo en un páramo. Estuvimos pocos, pero todos nos alegramos de haber estado, al menos ese rato. Seguiremos entrando porque tenemos la suerte de poder seguir saliendo. Porque ninguna estación es buena para pasar el día a día bajo techo. Tampoco el verano.